martes, 20 de octubre de 2009

Por sus frutos los conocerán: Alberto Hurtado el Profeta en su Propia Tierra.

Ante el cuarto aniversario de la canonización de nuestro Santo Casablanquino, se me ha formulado la siguiente pregunta: ¿Por qué Alberto Hurtado fue declarado Santo?.

Ciertamente que no fue por ir a misa todos los domi
ngos, o por hacer sus oraciones o por cumplir con el mínimo de las obras de caridad. Si fuera así nos deberían canonizar a todos y eso sería muy fácil.

La santidad del Padre Hurtado radica en su cumplimiento de la Ley de Cristo (Mc 12, 28-34), que se resume en Amar a Dios y a los hermanos y hermanas como a uno mismo. Este principio, no sólo queda plasmado en un discurso espiritualista de bien y tranquilidad al estilo “new age”, sino que se Encarna, entra en la Historia y la Transforma. Alberto Hurtado, no sólo está en los altares, sino que también es un Transformador Social.


En la retina de Chile se encuentra presente el Hogar de Cristo como la gran obra del Santo. Sí; es una hermosa fundación; sostenida por el trabajo de nobles hombres y mujeres, que con sueldos modestos y un gran compromiso llevan adelante una labor en beneficio de chilenos y chilenas que se encuentran en los márgenes de nuestra sociedad, incluso muchas veces en el margen de lo que entendemos por dignidad humana. Y a este personal de trabajo habría que agregar en justicia la pléyade de Voluntarios y Voluntarias que a lo largo y ancho de la patria prestan gratuitamente sus brazos y sus corazones para hacer contagiosa la solidaridad y demostrar hoy el rostro más dulce de un Dios que ha hecho una opción preferencial por los excluidos y humillados.


Sin embargo, la obra de San Alberto no se agota en el Hogar de Cristo. Lejos de la memoria de las generaciones más jóvenes, encontramos una prolífica producción literaria con títulos tan sugerentes e insurgentes para su época como Humanismo Social”; “Sindicalismo. Historia, Teoría y Práctica” , “Orden Social Cristiano” o su obra póstuma “Moral Social.”

¿Por qué no se habla hoy de esta faceta progresista del Santo? ¿Quién recuerda que en 1951, el Padre Hurtado, entró de incógnito a una oficina salitrera y trabajó como obrero durante dos semanas, rompiendo el caliche con un combo de 15 kilos,hasta que un capataz astuto lo descubrió?

¿Quién habla de la tesis doctoral en Educación que obtuvo en Estados Unidos, tratando sobre el pensamiento de John Dewey y de las proyecciones que tuvo y tiene aún hoy en una educación para la democracia y no para el mercado?

¿Alguien recuerda que en 1947, junto a un grupo de universitarios inquietos por las transformaciones sociales, funda la Asociación Sindical y Económica Chilena (ASICH); que dará pasó en 1953, a un año de su muerte, a la Central Unitaria de Trabajadores, organizada por don Clotario Blest?

La santidad del Padre Hurtado es Humanidad atravesada por el Misterio de Dios, es Evangelio (Buena Noticia) encarnado en la Historia de Chile; en pocas palabras es el fruto de un Discípulo y Misionero de Jesucristo, para que nuestro pueblo tenga Vida.

Para terminar este artículo, quisiera recordar que al Padre Hurtado lo movía el “Hambre y Sed de Verdadera Justicia” (Mc 5,6); y en ese sentido su obra está profundamente arraigada en lo mejor que la Doctrina Social de la Iglesia contaba en la época.


Pensar que los problemas sociales del Chile de los 50 ya no existen, sería unahipocresía. Sí es cierto que los contextos son distintos, pero las diferencias socioeconómicas son abismantes y es materia de consenso que los pobres son cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos.

Para los desafíos que nos plantea la justicia social hoy, no sólo tenemos el testimonio y la obra de un santo local, sino también las directrices de una nueva Encíclica Social Caritas in Veritate”; los lineamientos que los Obispos declararon en la Conferencia de Aparecida, junto a las “Metas del Milenio” que coordina Naciones Unidas en sus programas de Unicef y PNUD.


¿Qué nos diría el Padre Hurtado si supiera que nuestras temporeras están desprotegidas, que no tienen baños químicos para realizar su trabajo con dignidad, ni protección social? ¿Qué diría frente a la histeria antidelincuencial, que pretende construir más cárceles en vez de procurar una educación pública de calidad y no mercantilista? ¿Que diría si supiera que en Quintay, la gran empresa turística prefiere gastar el agua regando un campo de golf dejando al pueblo sólo con los excedentes? ¿Acaso el agua no es un derecho humano fundamental?


En el cuarto aniversario de su Canonización no sólo le pedimos al Padre Hurtado que “Ruegue por nosotros”, sino que esperamos que su vida y obra nos inspire para tomar un compromiso más radical en la transformación de una sociedad humana y verdaderamente justa.